28 ago 2009

Acabar


La he reescrito dos veces, y ayer la vi por primera vez sobre papel (terminada y corregida). Cuando la registré en Propiedad Intelectual, me parecía estar dándola en adopción, tan blanquita y aún caliente. Sentí ganas de decir: ¡cuiídenmela bien!

Y quedé exhausta y agotada, como después de dar a luz. No me salían las palabras, ni escritas ni habladas. Todavía me dura esa extraña resaca.


Veamos ahora si para las editoriales es tan guapa como dice su mamá...

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