Es curioso ver cómo otros escritores buscan fórmulas para
resolver los problemas que van surgiendo durante la construcción de una novela.
En las últimas semanas me he topado por casualidad con
novelaenconstrucción.com, el diario que lleva Pérez Reverte y que combina
reflexiones sobre la escritura con fragmentos de su nueva novela, que si no me equivoco se publicará
este año.
Su trabajo me ha inspirado. Es un privilegio conocer sus
hábitos y técnicas, ver cómo actúa un autor con experiencia, cómo investiga,
qué cosas tiene en cuenta. La verdad es que me han entrado muchas ganas de
iniciar un proyecto similar para trabajar con más fuerza en mi propia novela.
Son ya tantos los años que llevo con ella, en un momento vital lleno de
cambios, que la pobre ha mutado tanto como lo he hecho yo. Alcanzada una cierta
meseta de madurez presiento que es ahora o nunca, que los personajes,
situaciones e historias que concebí en mi adolescencia necesitan ser llevados
el papel antes de que otros pensamientos los aparten y se queden en el aire.
Sin embargo con el paso del tiempo me he vuelto más
rigurosa, y lo que un día di por muy bueno ahora es objeto de críticas y
correcciones constantes. Es por eso que pienso que me vendría bien compartir el
proceso y volverlo un poco más organizado. Ni mucho menos imitar a Pérez
Reverte, solo sacar a relucir las dudas, poner a prueba algunos fragmentos, ver
cómo me sienta que otros lean pedacitos de la historia que tanto tiempo me ha
estado acompañando y que hasta ahora no había compartido. Saber que, tal vez,
otros esperan ver en mis inquietudes un reflejo de las suyas, y buscarles
solución. Probar algo distinto, un proyecto que me ilusione y me ayude a poner
un buen final a El constructor de muros, que así se llama por el momento.
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