10 mar 2013

Books, ebooks: sobre precios, necios y valor



Os dejo con este artículo que escribí para el número 15 de la Revista Literaria Prosofagia hace poco menos de un año. Desde entonces han ocurrido muchas cosas en el mundo editorial, porque hoy en día todo cambia deprisa, pero aún así me parecía interesante echar la vista atrás y rescatar este artículo, cuyas ideas a día de hoy sigo compartiendo.

Espero que lo disfrutéis, y cualquier opinión será bien recibida.


Books, ebooks:

sobre precios,necios y valor


Identidad confusa

«Cuanto más cambian las cosas, más siguen igual.»1

Estimado lector:
Quizá pienses que pagaste un precio alto por mí, pero he llegado para quedarme siempre contigo. Resulta difícil pensar en mí como un bien imperecedero, eter­namente presente en tu vida, cuando los tiempos te han enseñado a sustituir las viejas historias por otras nuevas, cada vez más deprisa. Aquí estoy, sin embargo, dispuesto a ser lo que tú quieras: un objeto de museo, un sujetapapeles, un puñado de páginas, un puñado de bytes. Un libro. Una historia. Piensa, Humano, ¿quién soy y por qué has pagado por mí?


Reflexión inicial de una lectora impenitente

Adoro leer en papel y vivo rodeada de libros. Libros de cuando era pequeña, novelas de ahora, tomos de la facultad… No sería improbable que cualquier día quedara sepultada si me cayese encima alguna estantería de mi habitación. Ocurre, sin embargo, que desde hace algún tiempo creo que los libros tal y como los conocemos son tremendamente caros.
Sí, lo confieso: leo en papel, pero también dispongo de un Kindle que me costó lo que cuatro novelas de tapa dura, y los libros con que suelo equiparlo cuestan entre 3 y 5 euros, o menos. Esto no quiere decir que todos los ebooks sean baratos o gratuítos. Sería mentira, aunque exista un pequeño universo en que ocurra: el de las lecturas Indie, o de clásicos fuera de los derechos de autor. Además, he seguido con alegría el éxito virtual de amigos con los que he compartido el largo camino de la publicación. Ahora por fin disfruto sus novelas, y también las de otros que se las arreglan para distribuirlas a precios significativamente bajos.
Tengo un Kindle, pues, porque no puedo permitirme comprar libros impresos al ritmo que los devoro, dados los precios actuales. Pero ¿y el resto de lectores? ¿Han ­percibido ellos algún cambio en el mundo editorial? Dejando a un lado la competencia entre formatos, carente de sentido, ¿qué les hace optar por papel o digital? ¿Qué avances, ventajas y desventajas presenta este último tipo de libro frente al tradicional? Y por último, pero no menos importante, ¿qué está ocurriendo con los precios de la literatura?

Un cambio gradual

«Por primera vez estoy dudando si comprar un ebook o el libro de papel…». (David Moro, Twitter.)
«A learned behavior spreads instantaneously from one group of monkeys to all related monkeys once a critical number is reached.»2

Hasta hace poco más de un año el ebook hacía cola en la lista de nuevas tendencias tecnológicas sin que se tuviera muy claro si algún día podría ocupar un lugar significativo en el mercado editorial. Lo cierto es que, en España, en 2011 se registró un 40 % más de títulos en formato digital que el año anterior, y aunque por el momento solo el 3,9 % de los españoles entrevistados en la Encuesta de Hábitos de Lectura y Compra de Libros de 2011 dice tener un dispositivo de lectura electrónico, son cada vez más las editoriales del país que han emprendido un proyecto digital.
Y es que los ebooks están de moda. Amazon, recientemente establecida en España, empezó a comercializar en diciembre de 2011 su lector Kindle3, además de miles de obras disponibles para su descarga inmediata. La Casa del Libro también ha dado el paso con el dispositivo Tagus4 en plena campaña navideña. Aún es pronto para conocer la cuantía de sus ventas, que en el caso de Kindle se aventuran cerca del medio millón, pero su impacto ya se ha hecho notar en los hábitos y opiniones de los españoles5.
Las previsiones para las industrias electrónica y editorial son alentadoras: los lectores de contenidos digitales (desde periódicos, blogs, revistas digitales hasta quizás los muros de Facebook) han aumentado un 75 %, mismo incremento registrado en la venta de dispositivos ebook, aunque sobre una cantidad menor. Además, según se afirma, estos lectores leen más que quienes lo hacen en papel. El fenómeno es cosa de jóvenes: una media del 73 % de la población entre 14 y 45 años son lectores en soporte digital, con porcentajes más modestos en lo referido exclusivamente a libros digitales (6,8 %), siendo la tendencia de un rápido crecimiento.
Ante estos datos, podemos decir que la industria digital del libro arroja, si no sus primeros frutos, sí unas primeras flores. No obstante, la digitalización se encuentra con una serie de obstáculos: el 73 % de los lectores españoles entrevistados confiesan obtener los contenidos a través de descargas ilegales en Internet, y solo el 36,9 % aseguran bajárselos previo pago. Las editoriales alegan que las fuertes inversiones en digitalización no se compensan por una demanda aún débil, y sobre todo en las ­principales novedades editoriales los precios del ebook se mantienen en niveles similares a los de la edición impresa. Parte del debate se relaciona entonces con el bolsillo: ¿deberían ser tratados de la misma manera los libros físicos y electrónicos?


¿Es el papel lo que soporta el valor?

«¿No se gasta la gente muchísimo dinero en un cuadro de Arroyo? Pues la literatura también es arte.» (Mario Möchnik, editor.)
Existen ediciones impresas que son un auténtico lujo: encuadernaciones cuidadas, portadas llamativas, hojas suaves y resistentes... Luego están las ediciones de bolsillo, manoseadas, de páginas translúcidas y palabras que compiten por el espacio. En algún punto intermedio queda la esencia: el contenido, la historia. No cabe duda sobre la importancia del soporte físico en volúmenes ilustrados sobre arquitectura o fotografía, pero para el género netamente literario, ¿cuál es realmente el valor del libro en papel? ¿Se trata de un soporte físico, de contenido, o de una mezcla entre ambos?

Cuando adquirimos un libro electrónico, no palpamos la obra, ni esta pasa a ocupar un hueco en nuestra estantería.
La intangibilidad del formato digital ha abierto la Caja de Pandora sobre la cadena de valor del libro. La obra en sí parece más bien lejana, alojada en la memoria de nuestro dispositivo, visible solo durante la lectura y que se diluye en cuanto pulsamos el interruptor. Es inevitable atribuir un menor valor a este formato, aunque incluya muchos de los costes reales del libro, desde las múltiples correcciones hasta el proceso de maquetación. Son muchos los que prefieren sentir las páginas, pensando que el utilizar soportes digitales no alcanza a ser un sustitutivo de lo que tradicionalmente se ha considerado como lectura.

Algo más que papel: el libro es el souvenir del sueño que uno vivió mientras leía.
Hablemos del libro impreso como una experiencia que incluye el disfrute de la historia, pero también el peso, el tacto, los subrayados a lápiz, las dedicatorias o firmas en la cubierta. Un ente material donde los personajes dormitan hasta que volvemos a abrirlo. Todas estas características lo dotan de una fuerte carga física, inherente al formato y que se enreda con el contenido durante la lectura.
Por otro lado, la era digital trae consigo sensaciones totalmente distintas. En mi caso las primeras lecturas fueron muy duras: ¿qué hubo con el peso? ¿Y cómo estaba eso de leer siempre la hoja impar? Daba vueltas a la pantalla sin saber bien cómo retenerla, pero creo que finalmente conseguí sumergirme y no prestar atención al soporte, porque la historia, la esencia, cobró todo el protagonismo.
A pesar de las nuevas posibilidades que los ebooks traen consigo, como la compra instantánea de títulos o el compartir subrayados y párrafos favoritos en las redes sociales, es esta una lectura más primitiva, de formatos austeros y poco engalanados, Ese carácter inmaterial influye decididamente en la elección y compra del libro en papel o electrónico, y la diferencia de precios se convierte en el argumento que puede zanjar la discusión. Por eso me pregunto: ¿el precio del libro electrónico es significativa y generalizadamente más bajo que el del libro en papel?


Caro, barato, valioso

«Antes, algunos libros los prohibía el gobierno o la inquisición. Ahora los prohíbe el precio.» (Andrés Moncada, Twitter.)
Frente a las cada vez más frecuentes protestas por el desembolso que supone la compra de literatura, es posible que conocer el destino de cada céntimo nos ­ayude a entender la resistencia de las editoriales a ofrecer los precios notablemente bajos que el lector común intuye como razonables, al margen de posicionamientos ­estratégicos.6
Comencemos por los orígenes: el libro físico. Al  adquirir un ejemplar, los diferentes partícipes de su creación perciben una parte del precio. En el gráfico se recoge, de forma sencilla, una aproximación al reparto.



  
Según la Federación de Gremios de Editores, como media el precio del ebook es un 70 % del de su homólogo en papel7. Es claro que el nuevo formato trae consigo ventajas en costes: desaparece la necesidad de impresión, almacenaje físico y transporte hasta el punto de venta. Es común pensar que dicha disminución de costes debería repercutir en el precio, sin embargo, la edición digital trae consigo nuevas necesidades, como un distribuidor web (en el caso de Amazon, este exige una comisión del 30 % sobre el precio). Por otro lado, las editoriales se quejan de que la demanda es demasiado baja, y los precios también bajos no se verían compensados por un aumento del volumen en las ventas. No olvidemos, además, que el libro de papel se grava con un 4 % de iva en España, mientras que el electrónico, inexplicablemente, tributa al tipo de los bienes de lujo, el 18 %.


Book vs ebook

«Señores de las editoriales: cuando venden el libro de tapa blanda al mismo precio que el ebook, dan ganas de comprar el físico y bajarse el digital.» (Runixo, Twitter.)

Dispuesta a comprobar las diferencias de precios, he realizado un pequeño cuadro comparativo, con novedades y títulos ya consolidados, así como autores noveles y otros mundialmente reconocidos. También encontramos novelas disponibles solo en formato digital, mientras otras, aunque recientes, se encuentran únicamente en papel. Son llamativas las diferencias en los precios, pero también en las estrategias de publicación.
En la tabla se ponen de manifiesto concepciones diversas del negocio editorial: desde la apuesta por el libro impreso hasta el ebook, pasando por combinaciones de ambos formatos que atienden las necesidades de diferentes tipos de lectores.

Por otro lado, merece destacarse la aparición de autores autopublicados en formato digital que escogen Amazon como plataforma de despegue para sus obras. La relación entre autor y punto de venta se vuelve, pues, más estrecha, y la eliminación de intermediarios posibilita precios que en muchas ocasiones no superan el euro, lo que a su vez atrae lectores.

Clasificación
Publicados
por el autor (1*)
 Novedades
Títulos consolidados (2*)
Titulo
El Manuscrito
El enigma de los vencidos
 El País de la nube blanca
Cuando pase tu ira
El jardín olvidado
El lector de cadávares
La Sombra del Viento
Los Pilares de la Tierra
La casa de los Espíritus
Autor
Blanca Miosi
Armando Rodera
 Sarah Lark
Assa Larson
Kate Morton
Antonio Garrido
Carlos Ruiz Zafón
Ken Follet
Isabel Allende
Tapa dura (en euros)
21,00
18,50
20,00
19,90
22,00
28,00
19,90
Tapa blanda (en euros)
Próximamente
Próximamente
 —
6,95
10,95
10,95
8,95
Ebook (en euros)
0,99
0,99
9,99
12,99
10,44
13,99
9,99
9,99
4,99
Relación ebook/tapa dura
Disponible solo en ebook
Disponible solo en ebook
47,57%
70,22%
52,20%
70,30%
45,41%
35,68%
25,08%
(1*) Posteriormente por Editorial B
(2*) Vigentes desde hace una década o más

Autopublicarse no es algo nuevo, pero sin duda nunca se había contado con tantos medios para hacerlo sin emplear una fortuna, ni para llegar a tantos lectores como permite el ebook. En ee. uu., Amazon ha servido para descubrir nuevos talentos y abrirles paso en el mundo editorial. En España el fenómeno empieza a replicarse con lo ocurrido en Ediciones B, que ha decidido respaldar a cinco autores cuyas novelas ocupan los primeros puestos en este portal9. ¿Pueden estos autores ofrecer la calidad de aquellos cuyas obras han sido supervisadas y corregidas por expertos? ¿Qué se está perdiendo de la cadena de valor del libro? ¿Se pondrán en evidencia tales carencias?


La reacción editorial

«La justicia de usa demanda a Apple y a casas editoriales por conspirar para aumentar precio de ebooks. Sí, Jobs.» (Eduardo Varas C., Twitter.)

En el caso de esta muestra, que por su tamaño no resulta representativa, el precio del ebook es menor que la media detectada por la Federación de Gremios de Editores, sin embargo, en los títulos más novedosos llama la atención lo próximos que se encuentran los precios en tapa dura y formato digital. Es en estos casos donde el lector se muestra realmente escéptico e incapaz de concebir que el ebook aporte un valor superior al papel, y por tanto no está dispuesto a adquirirlo a un precio tan similar. ¿Supone esta política de precios un freno para evolucionar hacia un modelo de negocio alternativo a la piratería?
La Federación de Gremios de Editores, por su parte, aporta una perspectiva complementaria al debate de los precios de los libros nada más entrar en su web10:

Es preciso estar muy embotado por la cantidad y el corto plazo para no advertir que aunque no son negocio para nadie, hay libros necesarios de los que sin embargo sólo se venden 700 u 800 ejemplares. El mundo sería peor sin ellos. […] Mal que bien, este frágil entramado sobrevive gracias a la ley del precio fijo. Su desaparición significaría la condena a muerte del librero vocacional, del editor raro, del lector insobornable, del distribuidor heroico y de géneros minoritarios como la poesía o el ensayo.

Sin duda la validez del arranque de este mensaje, escrito en el año 2000, mantiene toda su vigencia. Más dudas razonables plantea la conclusión en estos tiempos de Internet, donde se utilizan las librerías online y en particular Amazon como ejemplo muy gráfico de la célebre teoría de la larga estela (en el original en inglés The Long Tail), o la viabilidad de mantener en catálogo una gran variedad de títulos a priori muy minoritarios.
Aferrarse a la ley del precio fijo, o mantener precios artificialmente altos mediante prácticas monopolísticas, como parece haber hecho Apple, han sido algunas de las reacciones entre los gigantes editoriales. Otros han optado por subirse al carro de la digitalización, fichar a escritores autopublicados que ya cuentan con el respaldo de los lectores o sencillamente ofrecer literatura a precios más ajustados, sin importar el formato.
De todas maneras, en el presente ambiente de transición los casos del sector discográfico o de la enseñanza frente a la irrupción de las tic presentan suficientes y contundentes evidencias como para quedarse a la expectativa. Aunque manidos, estos símiles son inevitables: o las editoriales toman nota de los cambios o, simplemente, perecerán.


Un nuevo «papel»

Usted, como lector, no debería mantenerse ajeno al debate. Ahora más que nunca se está solicitando su participación. El consumidor de libros de antaño, a tenor del juicio de críticos especializados y «prescriptores» a sueldo de las editoriales, está cediendo paso al individuo que reclama determinadas obras, porque las disfruta y expone sus comentarios en la red11. Este fenómeno se da, fundamentalmente, entre la gente joven. Abandonan el rol de «borregos» seducidos por los best seller y adoptan un papel más crítico frente a los trabajos que les llegan, en ocasiones sintiéndose legitimados para interactuar con el autor y reclamar desarrollos alternativos en las sagas de varios volúmenes que tanto furor están causando. Prueba de ello es que en los últimos años se han multiplicado el número de blogs, grupos en Facebook, foros y twitteros dedicados a la crítica literaria. Pero el fenómeno no se limita al análisis de novelas: basta echar un vistazo a las  referencias del presente artículo para comprobar la cantidad de reacciones que han suscitado los recientes cambios en el panorama editorial.


Identidad compartida

Estimado lector:
Aquí estoy, de nuevo. ¿Ya sabes qué quieres hacer de mí? Acariciar mis hojas, enlazarme, twittearme, subrayarme, megustarme, sentir mi peso, leerme. Decidas lo que decidas, he venido para quedarme siempre contigo.

-----ooo-----


Natalia Rubio Losada (Natts)

«Siempre me ha gustado viajar. Si no puedo coger un avión, encuentro algún libro que me lleve. Y si ningún situio me parece atractivo, lo escribo y voy allí cuando quiero.»





notas
1       «Plus ça change, plus c’est la même chose», por Jean-Baptiste Alphonse Karr (Les Guêpes, enero de 1849).
2       Hundredth monkey effect (última visita 11/3/2012).
3       Tienda Amazon, dispositivo Kindle (última visita 16/1/2012).
4       Tienda Casa del libro, dispositivo Tagus (última visita 13/2/2012).
5       Barómetro de hábitos de lectura, 2011 (última visita 17/3/2012).
«Impacto en el mercado de lectores de libros electrónicos» (PublicónUlzama, 9/2/2012).
6       «El alto precio de los eBooks, ¿culpa de Apple?» (Diario Expansión, 13/3/2012).
7       «Por qué no despega el ebook en España» (Alas de papel, 17/6/2011).
8       «Guerra abierta por el precio del libro» (El País, 8/1/2012).
9       «A la caza del “best-seller” digital español» (El País, Cultura, 1/2/2012)
10     Federación de Gremios de Editores de España (última visita 13/3/2012)
11      «Un blog, el mejor prescriptor para adolescente lectores» (El País, Papeles Perdidos, 18/2/2012)


4 comentarios:

  1. Books o ebooks. Sinceramente prefiero los Libros. Como lectora prefiero tener el libro entre mis manos, pasar las hojas... a usar un dispositivo electrónico el cual siempre termina por quedarse sin batería. Como Autora, a la hora de vender mi libro, es mas rentable el ebook, pero aunque el libro sale mas caro, sigo prefiriendo el formato impreso, pero claro cada persona tiene unos gustos muy distintos y por eso ahí que ofrecer los dos formatos.

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    1. Bienvenida, Mary.

      Interesante tu punto de vista. A veces no se trata solo de precios, sino de puras preferencias. Tengo una amiga, por ejemplo, que ha redescubierto la lectura a través del Kindle simplemente porque puede leer acurrucada, moviendo apenas un dedo y sin tener que sujetar el peso del libro.

      Es cierto que el olor del papel es difícil de sustituir, aunque el ebook trae también muchas cosas buenas.

      Saludos, y gracias por leer y comentar.

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  2. Qué bueno volver a leer este artículo, Natts. Gana con el tiempo...

    Abrazos,
    Esther

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    1. Escribirlo me supuso un enorme aprendizaje... Y aún hoy sigo haciéndome preguntas al respecto.

      Gracias, Esther.

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