21 abr 2010

Barco tocado

No he podido evitarlo, Elena, así que este texto te lo dedico enterito, por haberme obligado a pensar.

Para los que no esteis al tanto, en Proyecto de Escritora se han publicado las dos entradas siguientes: No abandones tu barco y Hablaba de barcos.

Bueno... me gustaría hablar de barcos, también.

Elena, comentabas que notas una desidia generalizada, que no se comenta tanto como antes, que la blogosfera está alicaída. Opiné en su momento que al final todos acabamos volviendo, porque aquí hay algo que nos engancha. Lo cierto es que tu artículo ha venido a sumarse a otras reflexiones, de esas que aparcas en el subcosciente para autoconvencerte casi a ciegas de que todo va bien. Lo confieso: soy la primera que últimamente siente esa maldita desidia, desgana, apatía. A la hora de escribir, de leer, de participar en Prosófagos, de comentar otros blogs ... ¿De dónde viene? ¿Cansancio? No, esa no es una razón. Quizás la realidad supere a mi ficción hoy por hoy. Insisto: no lo sé.


Pero, sí sé una cosa: servidora capitana no va a abandonar su barco, por mucho que acostumbre a dejarlo amarrado en cualquier parte y escapar por un tiempo imperceptible a sus lectores. Pensar en no volver... sí, eso me ha ocurrido en alguna ocasión. ¿Por qué demonios debía yo conducir esta dichosa nave si no siempre me apetecía?

El caso es que me niego a abandonar. Hablemos por un momento de un perro fiel, y dejemos a un lado los barcos. A mi este perro fiel me obliga a salir a pasear aunque esté triste, deprimida, sin ideas. Este perro que a veces amarro a cualquier farola (lease puerto, y vamos cambiando ya al mundo marítimo) ladra, gruñe y me obliga a atenderlo, a seguir ligada a la literatura.

Tengo miedo de no volver a navegar, a pasear, a cuidar de lo que aquí ha ido creciendo; más miedo, incluso, que a quedarme sin ideas. Este blog ha resultado ser un vínculo muy estrecho con la escritura y siento que el vínculo se debilitaría hasta extinguirse. Escribo, sí, pero ahora... ahora es más difícill, he leído y aprendido lo bastante por aquí como para entender todo lo que me falta por conocer... y eso asusta, sí; de pronto da miedo errar una y otra vez, no obtener los resultados que esperas. Hasta ahora aprender no me daba miedo. El problema es cuando aprendes lo duro que es aprender.

Ya he avisado: había unas reflexiones subyacentes, relacionadas con mis tres últimas semanas de escritura, no muy alentadoras. Había comentado que la cosa iba bien, pero, de pronto, se ha torcido. Y es que se me han ido al traste 10.000 palabras. Estoy más o menos como al principio: con la primera parte impoluta y un plan que se ha quedado obsoleto e inservible. El afán por lograr que la trama se desarrollara de forma coherente ha minado mi excitación al escribir. Y la ha minado hasta el punto en que ayer agarré las 15 o 20 malditas páginas y pulsé el botón de borrar. Bye bye. No podía soportar escribir algo que no me produjera sentimientos. Era como ir a bordo de un barco, rumbo al sur cuando en realidad deseabas ir al norte. Y veía cómo cambiaba el paisaje progresivamente, no como yo había esperado. Seguí adelante hasta que la transformación fue evidente. Hora de dar la vuelta.

No siento haber perdido el tiempo. Ya lo decía Edison, tras fracasar mil veces en la búsqueda de un filamento adecuado para fabricar una lámpara incandescente: "ya conocemos mil formas en que esto no funciona... sigamos probando". Lo que me asusta es probar, probar, probar, probar... y no encontrar mi filamento. O quedarme en el camino. O perder las ganas, como ahora.

He pensado en tomarme un descanso. Tal vez haya forzado la máquina, a lo mejor debería parar de escribir durante un tiempo. Pero, pensándolo con calma... ¡si apenas escribo! Me las arreglo para robarle a la semana cuatro o cinco horas. Anoche reflexioné sobre esto. No hace ni un mes que terminé la primera parte y recuerdo cómo la viví. Lo puse todo en esos personajes. Si hasta lloré. Y pienso, y pienso... ¿qué demonios no funciona? ¿Es que las páginas que he borrado, simplemente, no iban por el buen camino?


La pregunta ahora es, ¿entonces, cuál es el camino?


En fin. He sacado a Sandokan, de Emilio Salgari, y a Eva Luna, de Isabel Allende; que los tenía a los dos polvorientos en una estantería, a ver si entre los dos me lo explican.

22 comentarios:

  1. En mi opinión, no deberías dejar de escribir. Quizás el descanso que necesitas no es eso, sino dedicarte un tiempo a escribir cosas pequeñas, como poemas, o cualquier tontería que se te ocurra. Escribe por escribir y aparta tu proyecto hasta que te veas de nuevo motivada, pero no dejes de escribir. Yo te digo por experiencia que si por desmotivación te tomas un "descanso", quizás luego te cueste arrancar de nuevo, e irás dejando pasar el tiempo, por mucho que te guste escribir.
    Por tu novela, no te preocupes, quizás necesites dejarla apartada un tiempo, y quién sabe si en este tiempo se te ocurrirá cómo desarrollarla y continuarla. Yo tengo aparcado un proyecto desde hace 2 años (aunque lo mío es más que nada para practicar y mejorar mi escritura, pues no me siento preparado aún para algo tan costoso).

    Ánimo y verás como las malas épocas creativas se pasan^^.

    ResponderEliminar
  2. Busca un buen libro que te inspire, una buena selección musical que te relaje y abra la mente y un lugar y un momento que te tranquilice y te haga evadirte. Simplemente, disfruta el momento y no pienses: el resto vendrá solo.

    Yo lo hago así cuando me voy al pueblo y siempre funciona, vuelvo comiéndome los folios ;)

    Besotes y ánimo^^

    ResponderEliminar
  3. Lo primero que quería decirte es que me encanta que un debate que se a creado en el blog, te haya hecho meditar tanto commo para tener que escribir una entrada en tu blog. Me siento realizada :)
    Por otra parte te diré que es normal tener esas etapas en las que no sabes ni por donde ir, que no te apetece escribir la novela con la que estabas o no te salen ideas. A mi cuando me pasa eso no me estreso. Siempre se pueden hacer otras cosas, como escribir fragmentos que te pueden servir para la novela, o relatos o minirelatos, el blog...no sé, hacer algo que en apariencia no tenga que ver pero que al final si lo tiene, porque te hace seguir con el hábito de escribir y entonces un día te vendrá una idea (cuando estés más desprevenida y también relajada) y entonces,, como no has dejado de escribir otras cosas, podrás seguir sin problemas. Al menos a mi me ha pasado muchas veces.
    Tu tranquila.

    Un besote. :)

    Y nada de hundir barcos ehh, que te veo...

    ResponderEliminar
  4. Rara vez las cosas salen a la primera. Seguro que no le ha ocurrido ni a Emilio Salgari, ni a Isabel Allende. La diferencia entonces radica en la carne que pones en el asador. Si lo has puesto todo en esos personajes tendrás medio filamento. La otra mitad, saldrá. Mientras tanto puedes probar, pero a veces no se trata sólo de eso, sino de esperar el momento adecuado. No puedes forzar la máquina porque no somos máquinas, no puedes medir tu novela por eficiencia, por número de palabras por semana, porque además no te gusta el resultado de esa perspectiva materialista. Puede que todo remita a una cuestión de confianza, de conocerse a uno mismo y aprender a confiar en tus posibilidades, sin exigirte lo imposible: estar siempre al cien por cien. Porque sabes que volverás a poner todo en esa segunda parte, cuando estés preparada. Lo más importante -las ganas, la tenacidad- ya lo tienes.

    ResponderEliminar
  5. ¡Hola guapa!
    La verdad es que es un placer leerte, aunque sea para hablarnos de esta mala racha por la que yo también pasé no hace mucho, pero el caso es que te he leído, osea, que sigues aquí.
    Me parece estupendo el consejo de Elena, a lo mejor una buena opciçon sería realizar pequeños textos o ejercicios que te ayudaran a relajarte y a volver a cogerle el gusto a la cosa. O probra con otros géneros, otras temáticas... sin niguna pretensión, sólo probar y estar tranquila disfrutando de lo que haces. Ya habrá tiempo para proyectos más ambiciosos...
    Un besuco

    ResponderEliminar
  6. Bueno, ¡menuda reflexión nos has brindado, querida naTTS! Mira, hace un par de días te habría hablado de otra manera, pero ayer, justo ayer recibí un nuevo varapalo, parecido a estar en la final De Champions, quedarte solo ante el portero, chutar, superarlo y que la pelota toque el poste, y el árbitro pite el final del partido. Sé que no es muy literario, pero más o menos puede describir lo que sentí: que un tren acababa de escapárseme.
    Si extrapolo ese sentimiento a lo que has plasmado en tu entrada te diré, solamente, que si eres capaz de expresar con tanta precisión lo que sientes, seguro que llegarás lejos. Un escritor, creo, debe guiarse por su intuición, pero no es algo matemático, a veces, falla.
    ¿Y qué hacer cuando falla? Pues, ¿qué harías si te equivocas de camino? Pues tratar de buscar otro, ¿no?
    ¡Hala, a buscar!
    P.D. Si te sirve de algo, hubo días que sentí que había escrito una caca, y otros que me creí un Alejandro Dumas. Al releer, mucho tiempo más tarde, descubrí, con pasmo que, lo que yo creía malo era bueno, y lo que creía bueno, era malísimo..,je,je, je..
    Besos.

    ResponderEliminar
  7. "Las ideas aparcen leyendo", esa es la máxima.

    ¿Mi consejo? Si estás empantanada, deja la novela a un lado y dedícate a leer buena literatura. Descansa la mente de presiones y busca oxígeno en el único lugar que te puede dar oxígeno: los buenos libros.

    Y, para no entumecerte los dedos, escribe relatos cortos. Aparécete por prosófagos; suele funcionar bien como desbloqueante.

    Toma aire!!

    Besos,
    Estber

    ResponderEliminar
  8. Hola Natts,
    Las malas rachas van y vienen como las buenas, es cuestión de ir buscando el equilibrio tanto en unas como en otras.
    Es cierto que a veces la mirada se queda turbia y la intención dista mucho del sentimiento que llegamos a alcanzar con lo escrito, por tanto, el horizonte que enfocamos está turbio. Es entonces cuando debemos dar descanso a la mirada larga y acortar la distancia dentro de lo posible. Esto es, entretenernos con pequeños relatos, poesías, entradas como la expuesta (magnifica) hasta alcanzar de nuevo la necesidad de extender la mirada al límite deseando invadir cualquier horizonte.

    Espero que tu barco, al menos, esté varado en las aguas de las letras hasta que se anime a atravesar, una vez más, el complicado pero hermoso océano novelístico.

    Saludos, amiga.
    Mián Ros

    ResponderEliminar
  9. Hola, Sergio José. Antes de nada, he publicado y contestado tus dos comentarios anteriores (que como las entradas están a años luz hay un bichito que me avisa si alguien se anima a escribir). ¡Gracias!

    Después de dejar pasar un día, leer todos los comentarios y pensar fríamente sobre la situación, creo que tienes razón. Que todos tenéis razón, de hecho. Tu consejo en particular me sirve de mucho: de acuerdo, no dejaré de escribir, pero hay que cambiar de proyecto. Es una buena idea: pequeños relatos, cosas que no impliquen planificar demasiado (y con ello desesperarme)

    Bien, tomo nota. La verdad es que necesitaba pedir consejo aquí, porque obviamente estas dolencias de escritor necesitan atención especializada.

    Gracias, Sergio José, y nos seguimos leyendo!!!

    ResponderEliminar
  10. Ichi: leer. Leer es otra clave, y la música, ¡con lo que me gusta! Encima han caído dos tesoros en mis manos, justo hoy: la banda sonora de Slumdog Millionaire y el nuevo libro de Marian Keyes, la Estrella más brillante.

    Mil gracias, tendré en cuenta lo que dices. ¡Un beso!

    ResponderEliminar
  11. ...entonces un día te vendrá una idea (cuando estés más desprevenida y también relajada) y entonces, como no has dejado de escribir otras cosas, podrás seguir sin problemas.

    Elena, ojalá tengas razón. Desde luego, lo que propones tiene más sentido que estresarse. En realidad, más que estrés es frustracón: quiero, pero me cuesta. No te preocupes, que no pienso hundir ningún barco. Me habeis echado todos un flotador estupendo, así que, ¿cómo iba a querer irme justo ahora?

    Y gracias a tí, de nuevo, por hacerme pensar. Siempre he pensado que se te da bien hacer que la gente piense, se mueva, participe, así que buena parte del mérito aquí es tuyo. ¡Un beso!

    ResponderEliminar
  12. Me quedo con esta parte de tu comentario:

    No puedes forzar la máquina porque no somos máquinas, no puedes medir tu novela por eficiencia, por número de palabras por semana, porque además no te gusta el resultado de esa perspectiva materialista.

    Es muy desmotivador ver las cosas así, ¿vedad? Tienes muy buen ojo, has identificado uno de los mayores problemas a los que me estoy enfrentado. Ahora que estoy corrigiendo, reescribiendo, en definitiva, me he visto obligada a evaluar más bien los aspectos técnicos que la propia historia, de ahí que la corrección pueda resultar un poco vacía.

    Gracias, Leralion.

    ResponderEliminar
  13. Hola natalia, ¡eso es normal! En mi segundo libro después de dedicar un mes completo a un capítulo, casí 30 hojas, descubro un dato histórico que me lo manda al traste (el capítulo y parte de la trama)
    Un mes perdido... pero mejor eso a que la novela no sea coherente.

    ¡Bienvenia a la cofradia de los aprendices de juntaletras!

    ResponderEliminar
  14. Preciosísima entrada xd.

    Me ha encantado porque me llega lo escrito desde el yo absoluto igual que también me agradó la que puso en su blog el proyecto de escritora.

    Siempre me acuerdo en esto de Wilde: sólo merece la pena lo escrito que tiene algo de autobiográfico.

    La comparación con el perrito que pide pasear haya buen o mal tiempo o tenga uno ganas o no está muy bien (y yo que adoro mi perrita Jimena bien lo sé).

    Escribir es lograr que un lector consiga emocionarse y romper la muralla de la indiferencia. Que su esfuerzo sea recompensado.

    ResponderEliminar
  15. No te desanimes Natalia; esa sensación de desánimo nos sucede en un momento de nuestras vidas cuando intentamos buscar el propósito que nos impulsa a Ser.

    Quizás te pueda servir para tu propósito la filosofía oriental del General Sun Tzu:

    “Si te conoces y conoces a tu enemigo, no debes temer el resultado de 100 batallas. Si te conoces pero desconoces a tu enemigo, por cada victoria que obtengas, también sufrirás una derrota. Si no te conoces y no conoces a tu enemigo, sucumbirás en cada batalla.”

    El arte de escribir no es una guerra (para la mayoría), y un manuscrito no es tu enemigo. La sabiduría de Sun Tzu para este caso, radica en desarrollar una estrategia exitosa como escritora.

    Un cordial abrazo,

    Daniel DC

    ResponderEliminar
  16. Carolina, qué bien verte por aquí. Ya sé que también tuviste una pequeña mala racha con el blog, pero bueno, lo importante es que seguimos, que leemos y escribimos aquí.

    Supongo que el secreto ahora está en tomárselo con calma, nada de proyectos ambiciosos sino solo probar.

    ¡Besucos!

    ResponderEliminar
  17. Sergio, vi lo que había ocurrido; creo sinceramente que lo conseguirás, antes o después, así que sigue. Y mi intuición es buena, ¿eh? ;)

    Gracias por tus palabras. Ahora que van pasando los días ya me siento un poquito más Alejandro Dumas (es broma, pero dejemoslo en que los nubarrones se han apartado en su mayoría). Así que... ¡a seguir buscando!

    Lo mismo te digo, y un abrazo.

    ResponderEliminar
  18. Aire, Esther!!! Mira que al principio me tomé la corrección con mucha calma, pero supongo que hay momentos que exigen más dedicación y la falta de resultados aturde.

    Llevo puesta una buena bombona de oxígeno desde el sábado (la estrella más brillante, Marian Keyes) y pienso seguir con el tratamiento.

    ¡Nos leemos (también en Prosófagos, espero)!

    ResponderEliminar
  19. ¡Vaya comentario, Mian Ros! Es una pequeña joya en sí mismo. Veo que tú sí estás inspirado ;)

    Te cito, que tienes mucha razón, y a base de repetición se aprende:

    Es cierto que a veces la mirada se queda turbia y la intención dista mucho del sentimiento que llegamos a alcanzar con lo escrito, por tanto, el horizonte que enfocamos está turbio. Es entonces cuando debemos dar descanso a la mirada larga y acortar la distancia dentro de lo posible.

    Doy gracias, porque me había quedado varada en un charco pequeñito, pero parece que la marea sube poco a poco y en breve podré dar paseos cortitos.

    ¡Abrazos, y gracias, amigo!

    ResponderEliminar
  20. Blas, supongo que lo importante es valorar el resultado final, es decir, pensar que lo que se hace tiene un sentido. Es duro tirar trabajo a la basura (figuradamente; yo nunca borro nada que haya escrito, a veces me he arrepentido de ello así que lo tengo prohibido), pero supongo que cada página escrita es un pasito hacia la mejora.

    Gracias Blas!!!

    ResponderEliminar
  21. Oriafontan, sospechaba, intuía, que ibas a pasar. Y eso es bueno y a la vez malo; malo por las circunstancias que impulsaron la entrada y bueno porque estás aquí, y eso quiere decir algo. Porque sé cuál es tu pauta a la hora de seguir blogs, así que comentar aquí me muestra un feedback positivo, un estímulo para seguir en esta línea.

    Quizás te suene raro, pero gracias por el detalle. Curiosa tu forma de enseñar.

    Nos seguimos leyendo, espero.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  22. Bien. Conocer al enemigo, aliado en este caso, es lo importante, también. ¡Hay tantas cosas importantes, Daniel! Y seguir es, creo, la MÁS importante de ellas.

    Un abrazo, y gracias por tu consejo; no lo guardo, trataré de ponerlo en práctica.

    Saludos!!!

    ResponderEliminar